viernes, 10 de abril de 2009

EL PORTAL DE LOS DOMINICOS DE VALENCIA



Muchas tardes suelo acompañar a mi hija Helena a su actividad extra-escolar. Aprovecho ese pequeño espacio de tiempo para pasear y contemplar algunos monumentos de Valencia, la ciudad donde vivo desde hace algunos años.
Desde la Alameda me introduzco en la ciudad medieval cruzando el puente del Real. Tengo la intención de detenerme en aquellos espacios y edificios que han formado parte importante de nuestra historia. Pronto llego al primer monumento: el convento de Santo Domingo, un edificio de gran interés que había tenido posibilidad de conocer en parte. En esta ocasión estaba cerrado y me paré  ante la fachada retablo del convento, situada en la actual Plaza de Tetuán, junto a Capitanía General.
Nunca antes la había mirado con tanto detenimiento, tal vez pensaba que su interés era escaso. Pero !que equivocado estaba! Pocas veces una pieza arquitectónica había despertado en mí tanto interés. 
Consulté una estupenda página sobre el convento de Santo Domingo y leí algunos estudios del profesor Luis Arciniega; me resultaron de gran utilidad para conocer algunos datos sobre esta maravillosa portada, sobre los santos representados en las hornacinas y sobre la historia de la Orden de los Predicadores.
Me vinieron a la cabeza muchas historias sobre la fundación del nuevo Reino de Valencia y sobre el inmenso poder de los dominicani. Pensé ¿como es posible que siendo una Orden tan importante no hubiera visto con otros ojos esta pequeña joya de la ciudad de Valencia?
La portada  de este antiguo convento constituye una de las primeras construcciones de la reforma católica surgida del Concilio de Trento. Financiada en parte por Felipe II, se realizó siguiendo trazas del arquitecto Francisco de Mora de 1598, fue concluida por Juan Do y finalizada con las esculturas obra Miguel Andrés en torno a 1622- si alguien conoce al personaje se agradecerá una pequeña ayuda-. 
En ella se representan a diversas personalidades  de la Orden de Predicadores. En el centro, en el cuerpo superior,  acompañado de un perro, un can, se encuentra Santo Domingo de Guzmán, maestro y amigo de Miguel de Fabra, confesor de Jaume I y fundador del convento de Valencia.
En el cuerpo inferior, según los estudiosos, fueron colocadas las esculturas de sabios dominicos del s. XIII, entre ellos el jurista San Raimundo de Peñafort y los teólogo San Alberto Magno y Santo Tomás de Aquino. Se representa también a San Antonino, fundador del convento de San Marcos de Florencia donde se conservan las pinturas del dominico  Fray Angélico y de sus alumnos.
Acompañando a Santo Domingo, en el cuerpo superior se representa a los dominicos Sant Vicent Ferrer, con su dedo levantado, y san Luis Beltrán, con el cáliz coronado por una serpiente.
Es una impresionante historia. Historia de evangelizadores - de cátaros, musulmanes y amerindios-,  de inquisidores por antonomasia, de santos - Honorio III lo avanzaba en la bula de constitución de la Orden-, de sabios y maestros-la  ciencia ayudaba a acercarse a Cristo-, de políticos y embajadores presentes siempre como asesores e instructores del poder terrenal, de los reyes, independientemente de sus intereses políticos. 
No se representan a muchos de los obispos dominicos, ni a su primer mártir, sin embargo están presentes, como también lo están el beato Santiago de la Vorágine artífice intelectual de la mayor parte de las obras góticas y renacentistas. Por este convento de la rambla de Predicadores pasaron también valencianos ilustres como Vicente Justiniano Antist y Francisco Diago, autor de los Anales del Reyno de Valencia.
Aprendí muchas cosas en poco tiempo, pero más importante fue descubrir las posibilidades que para el conocimiento de la historia de nuestro pueblo ofrece un pequeño  retablo realizado por un "picapedrer".
Gracias a quien me acompañe en la visita. 

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